En primera persona: de nutricionista argentina a programadora en Holanda

Un mes después de haber terminado el bootcamp, sin esperarlo, conseguí trabajo a través de un recruiter que me contactó por LinkedIn. Fue todo muy rápido. Me escribió que había una empresa que estaban buscando alguien que sepa hacer Ruby. Me mandaron un ejercicio para hacer y al día siguiente me llamaron para tener una entrevista.
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En primera persona: de nutricionista argentina a programadora en Holanda


  • Nombre y apellido: Rocío Jalifi 
  • Edad: 27
  • Apodo: Ro
  • Un sueño: Más que un sueño, como objetivo cercano me encantaría tener a mi familia cerca. 
  • Actual empleo:  Ruby engineer en Blendle 


Todo empezó con una mudanza

Yo soy nutricionista, terminé la carrera y trabajé desde que me gradué. Pero estaba en Argentina y con mi esposo la idea era irnos a vivir al exterior. Él es programador, le surgió un trabajo en Holanda y me preguntó si no me interesaba dedicarme yo también a eso porque se me iba a hacer más fácil para conseguir trabajo.

En 2017 nos mudamos a Holanda y seguí como nutricionista, pero era complicado por el idioma. Tenía que aprender holandés o hacer un master. Me puse estudiar holandés y entre tanto iba agarrando algunas cositas. Tenía un emprendimiento de nutrición, donde era self-employed, y era muy demandante. Los fines de semana trabajaba y a la noche, también. Yo quería trabajar en un horario común, tener mis vacaciones y oportunidades de crecimiento en una empresa. Además, si el día de mañana queríamos irnos de Holanda a otro lado no quería depender de alguien nos dé una visa.

Apostar por lo nuevo

Después de la primer ola de la pandemia volví a trabajar a tiempo completo en un restaurant así que se me complicaba para estudiar. Como nutricionista tenía unos clientes que hablaban español y nada más. Así que decidí dejar todo y ponerme directamente con el bootcamp. Me puse a buscar en internet y encontré uno acá en Holanda, pero no me convenció mucho. Hasta que encontré Le Wagon, que tenía excelentes reviews en todo el mundo. Lo iba a hacer en Ámsterdam, pero no me coincidían las fechas. En Argentina empezaban en mayo y a esa altura ya me daba para dejar todo y meterle al bootcamp. Dejé el trabajo en el restaurant y el emprendimiento personal e hice el full-time.

Fue un poco duro. Es mucha lógica, especialmente al principio donde aprendes las bases. La verdad es que la primera semana lloré y la segunda, la sufrí. Después el resto del bootcamp fue total disfrute. Incluso en las semanas difíciles lo re disfrutaba en lo personal. A mí no me resultó tan drástico porque me siento cómoda trabajando con una computadora, pero sigo aprendiendo que es una manera diferente de pensar a la que uno está acostumbrado.

Acostumbrarse al error

Adaptarse a la frustración creo que es lo más difícil. Tenés que hacerte amigo a que no te salgan las cosas y a buscar el error. Al principio son errores de sintaxis, te volvés más meticuloso, estás más en el detalle y después son errores más de lógica. Eso es lo difícil. Hoy me tocó estar muchas horas con un tema de condicionales y pensaba que no me sentía tan frustrada como me hubiera sentido un mes atrás con un ejercicio. Creo que eso fue lo más difícil: adaptarme a que no salgan las cosas de una. A pesar de estas frustraciones, igualmente lo disfruté demasiado.

Para el que tiene el pensamiento lógico innato es mucho más fácil. Yo lo estoy aprendiendo ahora. La programación es para todos, pero te tiene que gustar. Tenés que estar dispuesto a lidiar con las frustraciones y saber que a uno le cuesta más que a otro. No hay que compararse. Cualquiera que se esfuerza puede lograrlo. Te llevará más horas hacer un ejercicio, pero con voluntad de hacerlo, se puede. Yo siempre digo a los que quieren empezar un bootcamp que prueben con cosas gratis. Si les gusta o disfrutan eso, vas a lo seguro.

El día a día desde Holanda

Como era virtual, hice el bootcamp de Argentina pero todo desde acá. Tenía toda la mañana libre. Entonces me levantaba temprano e intentaba hacer algo de actividad física porque después estaba como diez horas sentada en frente de una computadora. Al mediodía me ponía a repasar la clase anterior y si me sobraba tiempo, me ponía a leer la lectura del día. A las 2 almorzaba y arrancaba la clase con ejercicios hasta las 10 de la noche de Holanda. A veces me iba a dormir a la 1.30 h porque me quedaba practicando o haciendo ejercicios. Era dormir poco y meterle a full.

Las últimas dos semanas que trabajé con mis compañeros en el proyecto fueron increíbles. Me tocó un equipo re lindo con Gustavo Hernández y Eugenia Amaya. Nuestro proyecto se llamaba “Nutrición Anywhere”. Fue una idea que se me ocurrió a partir de ser nutricionista viviendo en otra parte del mundo y queriendo conectar con clientes que hablen español o inglés. No solo para nutricionistas sino para pacientes que busquen que un profesional de la salud comparta su cultura, el idioma o el estilo de vida.

Con mis compañeros hasta el día de hoy charlamos y nos mandamos fotos de la vida. Se generó una linda relación con el grupo. Charlábamos de otras cosas porque estábamos cansados y cada uno tenía sus líos más allá del bootcamp. Creo que esas semanas las re disfruté y fueron las que más aprendí también. Aplicás todo lo que estudiaste en las semanas anteriores. Los teachers y assistants son unos genios. Al hacerlo en Argentina la gente es diferente y los profes eran muchos más cálidos. Tomi [Avaca] siempre metiendo buena onda. Nos jugó una apuesta que si terminábamos todos los ejercicios de ese día nos iba a mandar alfajores. La ganamos y nos mandó alfajores hasta Holanda. Fue muy bueno todo. 
 

La salida laboral inesperada

Un mes después de haber terminado, sin esperarlo, conseguí trabajo a través de un recruiter que me contactó por LinkedIn. Fue todo muy rápido. Me escribió que había una empresa que se llamaba Blendle, que estaban buscando alguien que sepa hacer Ruby. Me mandaron un ejercicio para hacer y tenía que reenviarles la solución. Al día siguiente me llamaron para tener una entrevista. Tuve la llamada y resulta que el que me hizo la llamada, que hoy en día es mi jefe, es ex alumno de Le Wagon y había estudiado en Ámsterdam. Ni hablamos del ejercicio, hablamos del proyecto final. Le conté lo que hice y quedaron re contentos. Me hicieron una oferta y a la semana siguiente empecé a trabajar haciendo Ruby.
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